miércoles, 26 de octubre de 2011

Risotto de Calabaza con Feta y Rúcula

     Cuando decidí que este blog sería sobre "comer lejos de casa", jamás pensé que llegaría el día en que eso significaría hacerlo en Austria! Y sin embargo, por vicisitudes de la vida y la magia de las becas, me encuentro en Graz, en la región de Estiria, el "corazón verde de Austria". Este pequeño país es famoso por sus Schnitzels, el Apfelstrudel o la Sachertorte, aunque eso sea más típico de Viena (para mis queridos lectores de la LOGSE, Viena es la capital de Austria, que es un país distinto de Australia...) Aquí, 200 km al Sur, y más en estas otoñales fechas, la reina es la calabaza, la "Kürbis" (Nota: los melones, calabazas y pepinos son "cuCURBItáceos... si es que el alemán acaba por ser bastante lógico!) Se toma de mil maneras, considerándose la delicatessen por excelencia el aceite, de un intenso color negro, hecho de sus pepitas, el "Kürbiskernöl" (Kürbis=calabaza, Kern=semilla, Öl=aceite... fácil!!). Hasta ahora, nunca fui yo gran fan de "esa verdura naranja y dulzona que lleva el Cocido", sin embargo, hace poco, y en la mejor de las compañías, probé esta receta, Risotto de calabaza con Feta y Rúcula, y como siempre he querido aprender a hacer "risottos", eran dos pájaros de un tiro... A ver cómo sale!




     El risotto, como concepto, es un arroz muy meloso, con una ingente cantidad de mantequilla y parmesano que lo hace tan consistente como esquisito. Para la receta necesitaremos:




  • 300g de Calabaza pelada (la variedad que elegí yo se supone que es la idónea para estos casos)
  • 400g de Arroz 
  • 1 litro de Caldo vegetal
  • 1 Cebolla 
  • 50 g de Mantequilla
  • 100g de Parmigiano Reggiano
  • Medio vasito de Vino (la receta original decía blanco, pero a mí el tinto me parece más otoñal y creo que le puede ir mejor)
  • Rúcula fresca
  • Pimienta y Romero
  • Queso Feta (opcional)


     A aquellas personas, que las hay aunque yo no logre comprenderlas, que "no tienen paciencia" o exclaman "cocinar es muy difícil, es que yo no sé!" les animo a que hagan esta receta. No se tarda nada y las capacidades psicomotrices necesarias son las básicas para sobrevivir en el día a día, pero el resultado es de tres tenedores lo menos!! 

     Para empezar se pica fina la cebolla (aquí os explica cómo, nada menos que Mr. Jamie Oliver) y se dora a fuego lento en abundante aceite en una olla, con pimienta y romero. Mientras, pelamos y cortamos la calabaza en dados de menos de un centímetro de lado, que añadiremos al fuego cuando la cebolla esté transparente... Al cabo de un momento, la calabaza se ablandará, entonces añadiremos el arroz y moveremos sin cesar, porque (como es casi 100% almidón) se puede quemar y/o pegarse muy rápido... (En este punto quisiera decir algo. Si alguien que lea esto piensa en escribir recetas, le animo a ello... Pero no hagáis como en la receta en que me basé yo, donde se decía "a continuación añadimos la calabaza y el arroz." que es lo que hice... aunque después ponía "pero aseguraos de que la calabaza está blanda antes de añadir el arroz!" Genial...). Si queremos que el plato tenga más color a calabaza, este sería un buen momento para, antes de añadir el arroz, retirar la mitad de la calabaza y pasarla por la batidora para devolver después a la olla.

     Llegado este momento añadimos todo el vino y un poco de caldo... El "secreto" del risotto es ir añadiendo cazos de caldo poco a poco, a medida que el arroz va chupándolo. Nos llevará unos 20 minutos que todo el caldo se consuma, aun así, conviene probar el arroz para ver cuando está "casi" hecho. El arroz está "casi" cuando en el centro está compacto pero no duro. En ese momento, añadimos la mantequilla en dados y el parmesano removiendo muy bien hasta que se disuelvan, dejamos reposar un par de minutos y servimos. Para culminar a lo grande, basta con unas hojas de rúcula fresca y lavada por encima. Si se quiere, se puede picar un poco de Feta y añadirlo también junto a la rúcula, no hará si no mejorar el plato... (es una propiedad cientificamente demostrada que tietane el Feta, que mejora cualquier plato!!!).

Un último consejo, los platos de cocina italiana saldrán mucho mejor si se escucha al "Único grande Franco" de fondo... con todos ustedes el gran Franco Battiato y su baile "al caso":





    

domingo, 21 de agosto de 2011

"Le" Big Big Mac

Hace unos días este post me pareció un gordo gran desafío que, sin duda, tendría gracia repetir. La casualidad ha querido que una amiga mía, a la que llamamos cariñosamente "Mac", celebrara este pasado fin de semana su cumpleaños y cada uno tuviésemos que llevar algo de comer. Por lo tanto, y después de barajar muchas variantes de recetas, decidí imitar la hamburguesa más famosa del mundo, la Big Mac, pero en una versión XXXL, la BIG BIG MAC!!! El slogan clásico reza así "Two all beef patties, special sauce, lettuce, cheese, pickles, onions on a sesame seed bun" (Para los de la LOGSE, "Dos hamburguesas de puro vacuno, salsa especial, lechuga, queso, pepinillos, cebolla en un panecillo con semillas de sésamo"). De ahí, lo único complicado de imitar (empiezo a sentirme un poco chino con todo esto...) era la salsa especial, pero navegando un poco por páginas de referencia culinaria, como forocoches.com, aprendí que Calvé tiene un producto, "la salsa Burguer" (tela de currado el nombre...) a la que sólo falta añadir pepinillos picados muy finos. Por lo tanto, si alguien se quiere preparar este piscolabis en un momento de hambre, necesitará:




- 1 kg de Carne de Vacuno 100%
- 3 Pizzas de masa esponjosa (sólo encontré de la marca "La Cocinera")
- Salsa Calvé Burguer
- Queso en lonchas
- Lechuga Iceberg
- Pan rallado
- 3 huevos batidos
- Pepinillos
- Cebolla
- Sésamo

Empezando por la "patty", la masa de hamburguesa, juntamos en un bol grande la carne, 1 taza de pan rallado, los huevos batidos (dejemos un poco sin usar para pintar luego el "panecillo" superior), una cucharada de sal y otra de pimienta. Ahora sólo queda mancharse las manos y mezclarlo todo bien hasta obtener una masa homogénea, algo como esto:


A continuación, ponemos una lámina de papel de horno cubriendo la tabla, partimos la bola por la mitad y empezamos a aplanarla con la mano. Para que quede como en la "hamburguesería" lo mejor es hacer las cosas como ellos, y eso significa dejarla muy muy fina. Para saber qué tamaño darle, yo usé una de las pizzas como molde y corté alrededor. Ahora la forramos con otra lámina de papel de horno, la metemos al congelador y repetimos con la otra mitad. (Nota, después de cortar al tamaño adecuado, sobraba bastante mezcla, así que con 800g de carne igual es suficiente...). 

Pasemos al "bun", el panecillo. De primeras quise hacer yo las pizzas, pero nunca se me han dado bien las masas, siempre me parece algo casi de brujería, con esas levaduras "mágicas" que hay que dejar actuar, añadir a cierta temperatura, inviable...  Por eso tuve que buscar pizzas precocinadas de tipo pan, de las esponjosas. Para poder usarlas como panecillo hay que quitar lo que lleva por encima, y para ello, la mejor forma es cuando están congeladas completamente, porque así hasta la salsa de tomate saldrá en un solo bloque. Limpiamos los restos con una servilleta y dejamos que se vayan descongelando. Con lo que sobró del huevo, pintamos la parte de arriba de uno de los panecillos y le ponemos bastante sésamo.

Por otro lado, iremos preparando el resto de componentes de la hamburguesa. Para la "salsa especial", que en realidad sólo es salsa "Mil Islas", vaciamos en un bol el bote de Calvé y le añadimos pepinillos bien picados. Yo le puse al final un poco de mayonesa porque el resultado sabía demasiado intenso por culpa de los pepinillos en vinagre. Además, un par de pepinillos los cortamos en rodajas, picamos bien la cebolla y cortamos fina la lechuga.

A la hora de preparar la hamburguesa propiamente dicha, hacemos las pizzas en el horno unos minutos. Las hamburguesas las ponemos en una sartén, sin aceite y sin descongelar primero, que es como se hace en le McDonalds. Para darles la vuelta, lo mejor es usar un par de platos, más o menos como con la tortilla de patatas. A la hora del "emplatado" el orden de los ingredientes es muy específico, a saber:

Pan superior (con sésamo)
Hamburguesa
Rodajas de pepinillo
Lechuga
Cebolla picada
Salsa especial
Pan intermedio
Hamburguesa
Queso
Lechuga
Cebolla picada
Salsa especial
Pan inferior

El resultado, impresionante, será algo como esto:



La pena es no haber tenido una Big Mac a mano para comparar tamaños, pero para que os hagais una idea, serán unos 20cm de diámetro. En cuanto al sabor, a tenor de los que la disfrutaron, era clavado!!! Si os estáis preguntando cómo hicimos para comérnosla, mi amigo Terry hizo alarde de enormes aptitudes en el corte de tartas de boda y nos fue dando a cada uno unas porciones sin desmontar el todo.


Para despedir este post, os dejo el vídeo de la escena de Pulp Fiction en que John Travolta y Samuel L. Jackson van en el coche conversando sobre "las pequeñas diferencias" entre Europa y los EEUU, entre ellas "Le Big Mac":




Nota: En la escena hablan de que usamos el sistema métrico, pues ya podían adoptarlo, que es poco serio a estas alturas andar con onzas líquidas, libras, cuartos de taza y medias cucharas!!

jueves, 11 de agosto de 2011

Guacamole y pico de gallo... O el gran placer de lo simple.

Hace mucho, muchísimo que no escribo... Al principio fue por falta de tiempo, ya que me enfrentaba a la madre de todos los maratones en forma de época de exámenes, la posterior celebración, el verano... Sin embargo, llegó un punto en que estos motivos dejaron de tener peso. Volvía a disponer de todo el tiempo del mundo, de hecho, seguía cocinando, pero era incapaz de ponerme... Era incluso más difícil que cuando me dispues a abrir el blog en febrero... Hace poco, comprendí qué me pasaba... Había acabado con "mi" repertorio de recetas, esas recetas que en mi entorno sólo yo incorporo a los menús, me adentraba en el campo de los platos y cocinas que probablemente algún amigo mío hace mejor... Y si no, seguro ha probado mejor, como puede ser el sushi, o la cocina mexicana como en el caso de esta receta... Además, en el caso particular de la cocina sudamericana centroamericana, tengo tantos y tan buenos amigos de allí, que siento que les pueda"ofender" con mis recetas europeizadas... Así que, a todos ellos, que saben quiénes son, no veáis en esto una injuriosa osadía si no como el más humilde homenaje...


Iba a empezar la receta con un "volviendo a los fogones", sin embargo, estas dos recetas, muy unidas entre sí, tienen la virtud de que todo lo que tienen de sabrosas, intensas y embriagadoras, lo tienen de simples, por lo que no hará ni falta "aplicar calor"... 

Empezaremos por la salsa más conocida de los Estados Unidos de México, el Guacamole. Para ello necesitaremos:


- Un aguacate maduro (vital este aspecto!)
- Cilantro,
- Medio Tomate
- Limón
- Aceite
- Sal
- Comino
- Guindilla*
- Cebolla* (* opcionales)


Lo primero es vacíar el aguacate. Se podría pelar como cualquier ¿fruta? pero, luego se verá por qué, para esta receta prefiero conservar la cáscara entera. Para lograrlo, metemos una cuchara sopera entre la carne del aguacate y la piel y vamos girando... Con un poco de práctica se puede sacar toda la carne del aguacate de una vez, consiguiendo tener esto:


El hueso no está ahí por accidente. Según un amigo mío mexicano, el hueso sigue dando sabor al guacamole, por lo que yo he podido leer en internet, tiene cualidades anti-oxidantes, y evita que el aguacate se ponga negro rápidamente. A continuación sólo queda picar con ayuda de un tenedor el aguacate. Como he dicho antes, es VITAL que el aguacate esté maduro, si no tendrá la consistencia de la madera y será muy difícil, incluso con batidora hacer de ello una masa... Cuando vayáis a comprar, no os privéis, meted bien el dedo para saber si están en su punto... A continuación, simplemente se añade el cilantro bien picado, el zumo de medio limón, sal... A partir de aquí, va en gustos... A mi me gusta añadirle la pulpa de medio tomate y un par de puntas de cuchillo de comino, pero hay quien le pone cebolla picada muy fina y/o guindilla machacada... Al final el resultado es éste:


Como he dicho, dejad el hueso con el guacamole si no lo vais a tomar en el momento (porque lo vayáis a llevar en un tupper, por ejemplo ;) ). Sobra decir con qué se puede servir el guacamole, nachos, carne a la parrilla, pescado... Para mí, pega con todo, como la siguiente receta...

Como segundo acompañamiento/entrante mexicano, quiero presentaros al Pico de Gallo. Primera aclaración, el nombre no tiene nada que ver con el plato en sí, aquí vienen algunas teorías sobre el origen del nombre. Para este plato/salsa/ensalada necesitaremos:

- 2 Tomates Maduros
- 1 Cebolla Mediana
- Un Limón (lo ideal sería lima)
- Aceite
- Cilantro como si no hubiese un mañana
- Sal


La preparación no tiene secretos, simplemente se corta la cebolla y el tomate en cuadraditos muy pequeños (como para lo pudiera coger el pico de un gallo) y se juntan en un bol, se le añade sal, el zumo del limón y el cilantro bien picado. Como he comentado, sería mejor usar lima, que tiene un sabor más fresco e intenso a la vez, para remediarlo, le añadiremos un poco de la ralladura de la piel del limón. No será lo mismo, pero le dará esa fuerza de la lima... Obtendremos algo como esto:


Me encantan los colores de estos platos, los intensos verde, rojo y blanco! Si la pizza Margarita debe sus ingredientes a los colores de la bandera Transalpina (Tomate, Mozzarella, Albahaca), sin duda estas dos obras maestras de la cocina Mexicana rinden el mismo homenaje a su bandera!!!

Ah! Recordáis que guardamos las cáscaras del aguacate? Aquí el veréis por qué y es que me parece una forma fácil y muy elegante de presentar el guacamole, acompañado aquí por el pico de gallo.


Pd: Como son recetas muy de cortar, picar y machacar y dar alegres saltos por la cocina os recomiendo esta canción, que es la que estaba escuchando yo: 





"... Somos partidarios de los principios y no de los hombres!" (Emiliano Zapata, Líder de la revolución Mexicana)

miércoles, 1 de junio de 2011

Mejillones Saganaki (que no es un plato japonés...)

         Después de dos entradas relacionadas, ya se intuyen mis sentimientos por la cocina mediterránea en general y griega en particular... Para confirmar que lo mío es amor verdadero, hoy traigo la receta de uno más de mis entrantes favoritos de esta cocina, los mejillones saganaki. Tal vez no sea la receta original, y sé que algunos amigos míos, que han vivido en Atenas, no pondrán reparo en criticarme, pero a mi me gusta así, porque es muy fácil y rápido de hacer y está francamente delicioso... 

(Aquí se aprecia como mi amigo Al*ssio no fue capaz de esperar a que hiciera la foto para probarlos...)

Para esta receta sólo necesitaremos:


- 200g de Carne de Mejillón
- 125g de Queso FETA 
- 1 Cebolla mediana
- 1 Bote de Tomate Troceado
- Sal, Pimienta, Azúcar y Orégano


       Nota a los ingredientes: Los mejillones también valen congelados, que son más baratos, pero entonces es muy importante descongelarlos bien antes, porque si no se agua mucho la mezcla. El queso DEBE ser Feta, es innegociable, y lo que en le M*rcadona te venden como tal, NO lo es, sólo es queso normal y corriente, de oveja, cortado en cuadraditos. Por último, si se viera que hay poco tomate, o que los mejillones están en su punto pero tienen poca salsa, se puede echar una cucharada o dos de tomate frito.

       Para la receta, lo primero es cortar la cebolla en trozos no muy pequeños (si se tritura se pierde el sabor a cebolla pochada al dar con un trozo) y la ponemos en una sartén con bastante aceite. Lo mejor es dejarla a fuego suave hasta que se vuelva transparente, aunque se tarde más. A continuación, se añaden los mejillones, mucho orégano, bastante pimienta molida y un poco de sal, subimos el fuego y dejamos que se doren un par de minutos, sin que se llegue a pasar la cebolla. Ahora, ponemos en la sartén el tomate troceado, y le añadimos una pizca de azúcar, que le quitará el sabor ácido. Volvemos a bajar a fuego medio y dejamos que se haga todo junto, removiendo bien. Como he dicho, si faltara salsa, ahora sería momento de añadir un poco de tomate frito. Un par de minutos antes de retirar la sartén del fuego, se trocea el Feta y se añade, ayudándolo un poco con la cuchara a que se deshaga. Así, aunque el queso se vaya mezclando con la salsa de tomate, aún encontraremos trozos con el intenso y característico sabor a Feta, alternados con la cebolla y los mejillones... sublime!!

      Aunque al principio he dicho que se trataba de un entrante, si se acompaña, por ejemplo, de arroz blanco, también puede servir como plato principal. Como ha sido, en incontables ocasiones, mi caso...

"No existe plato desdeñado en la cocina, cuando se hace de manera auténtica." Ricardo Canals (Pintor)








miércoles, 11 de mayo de 2011

Cuando el calor aprieta...

Hace calor, aún es mayo y ya hace mucho calor, por lo menos aquí en el "zú"... Por lo que empieza a ser época de vestir y comer fresquito... Para lo primero, estás en el blog equivocado, y para lo segundo están las hortalizas y la fruta (sandía, melón, níspero o el incomparable melocotón de Cieza...)! Ha dejado de ser tiempo de suculentos platos de carne (a excepción de las barbacoas nocturnas con colegas) y/o copiosos guisos... En este tiempo el cuerpo se deshidrata más de lo habitual, por lo que habrá que aportarle comidas de fácil digestion, y muy ricas en agua y sales minerales... Aunque todas cumplen estos requisitos, hay verduras mucho más "refrescantes" que otras, por su alto contenido en agua principalmente, como el tomate o el pepino. Por tanto, y para no abandonar los mezzes, sobre este último cucurbitáceo girará hoy mi receta: un entrante muy típico de Grecia, el "tzatziki" (τζατζίκι). 

Como casi toda las recetas de verano, la base son las verduras frescas, por lo que apenas llevan elaboración o cocción... Para el tzatziki hará falta:

- Un pepino grande
- 250g de yogur griego (aquí conviene comprar el caro, porque es importante que sea muy denso)
- Un diente de Ajo
- Limón
- Eneldo
- Aceite y Sal

Empezaremos por rallar el pepino, una vez lavado (al revés no funciona, hacedme caso). No hace falta pelarlo si se lava bien. Ahora viene un paso muy importante para mi, ya que el pepino suelta muchísima agua, lo ponemos en un colador y lo prensamos para quitarle todo el líquido posible, de lo contrario, nos quedará muy aguado. No tiréis el agua que recojáis, vale para ponerla en ensaladas o gazpacho y tiene muchas vitaminas!! 

A continuación, añadimos el yogur griego, un chorro de aceite, otro de limón, el diente de ajo machacado, un poco de eneldo (obviamente esto no es de la receta original, porque el eneldo no es precisamente una hierba mediterránea...) y mezclamos bien. Para terminar, corregimos de sal y ¡listo!. Al final debe quedar algo como esto:


Dos cosas a tener en cuenta: Por un lado, si se deja hecho para otro día, cogerá mucho sabor a ajo, por lo que es conveniente ponerle menos del indicado o hacerlo sin el germen (la "plantita" que va en el corazón del diente de ajo) para que no repita mucho. Por el otro, el yogur griego original es mucho más denso que el que podamos comprar aquí... Yo nunca lo he hecho (lo tengo pendiente) pero en teoría si pones yogur normal en un trapo limpio y lo dejas escurrir un día que pierda el agua obtendrías algo parecido al que usan ellos.

"¡¡¡Hacer tzatziki y no ponerle ajo, es como estar en la cama con una mujer y no tocarla!!!" (Niko, amigo griego de mi familia y crack total)

domingo, 24 de abril de 2011

Los Mezzes

Los mezzes son entremeses típicos de la cocina libanesa y en general de todo el mediterráneo oriental, ya que igualmente se encuentran en la cocina griega, turca o israelí. A mi me encantan, no lo puedo negar. Además, es un concepto que se ajusta mucho a la filosofía de este blog, pasando de menús tradicionales de primero, segundo y postre, apostando por poner todo sobre la mesa (o una sábana de picnic).

Primero, uno de mis entrantes favoritos, el caviar de berenjena o "baba ghanoush", para lo que necesitaremos:

- Una berenjena 
- Un diente de ajo
- Aceite de oliva
- Limón
- Comino y perejil
- Sal y pimienta

Para empezar, precalentamos el horno a 180ºC. Dentro, colocamos una berenjena cortada en dos con un poco de aceite, sal y pimienta por encima. Dejamos que se haga bien, hasta que la carne quede muy blanda, durante unos 45 minutos más o menos, dándole la vuelta a mitad.

A continuación, le sacamos toda la carne a las berenjenas y la ponemos en un bol. En un mortero, machacamos un puñado de perejil y el ajo con un poco de sal para que sea más fácil. Lo juntamos todo y le añadimos media cucharadita de comino, pimienta al gusto, el zumo de medio limón y un buen chorro de aceite. Mezclamos todo bien y corregimos de sal y especias. 

Para servir, esperamos que se enfríe y lo acompañamos de crudités (pepino, zanahoria...) o pan ácimo. Para decorar, con un poquito de aceite y perejil picado por encima basta. (admito que la foto no es mía)



Por otra parte, haremos una ensalada llamada tabouleh. Es una ensalada fría de cus-cús y verduras frescas. Igual que la receta anterior, es perfecta para hacerse de un día para otro y llevarlo de picnic, ya que los sabores se habrán mezclado mucho mejor, y estará aún más rico. Para hacerla hace falta:

- Un vaso de Cus-cus y otro de Agua
- 4 Tomates maduros 
- 1 Pepino
- 1/2 Pimientos Rojo y Verde
- 1 Cebolla
- 1 Puñado de Perejil y otro de Hierbabuena (nada de menta porque "se parezcan"!)
- 1 Limón
- 1 Diente de Ajo
- Aceite
- Sal y Pimienta

Empezaremos por hacer el cus-cus en una sartén, según expliqué en la receta del pollo de hace poco. Hecho esto, picamos en trozos muy pequeños las verduras y la hierbabuena y las juntamos con la sémola de trigo. En un mortero, machacamos  el perejil y el ajo y le añadimos un chorro generoso de aceite (para los puristas de las cantidades, unas 4 cucharadas) y el zumo de un limón. Lo mezclamos todo, le ponemos el jugo del limón y si se quiere algo de ralladura de la piel, un poco de pimienta y corregimos de sal. (Se aprecia que esta foto sí es mía...)


Para servir, es mejor frío así que lo meteremos en la nevera hasta el momento de servir o meter en los tuppers.
"Que la comida sea tu alimento y el alimento tu medicina" (Hipócrates)

martes, 5 de abril de 2011

Los tratos se cierran en los postres...

... o a las 4:00 am en el Playa, pero eso es otra historia!!

No hay comida completa sin postre copioso... Y si algo es innegociable, es que ha de llevar chocolate... Así que esta entrada será un especial postres... 

Primero, uno de la mano de un compañero italiano, "il salame de cioccolato". Para este tan esquisito como ligero postre necesitaremos los siguientes y nada desdeñables ingredientes:

- 300g de Galletas María
- 200g de Cacao en polvo amargo marca "Coraje" ;)
- 2 huevos 
- 150g de Mantequilla
- 2 cucharadas de Ron
- 75g de Azúcar
- Frutos Secos (Almendras, Nueces, Macadamia... )

Empezamos por machacar las galletas sin mucha violencia, que queden trozos como de un centímetro cuadrado. (Nota para aquellos de letras: eso es un cuadrado de un centímetro de lado, jejeje...). Mientras, derretimos la mantequilla en una olla, a fuego bajo para que no se queme por los bordes, y batimos los huevos.





Ahora, simplemente, ponemos todos los ingredientes en un cuenco y mezclamos bien hasta que quede una masa uniforme (y muy compacta). 




A continuación, ponemos  la mezcla del mortero en papel de aluminio y le damos forma de embutido. Ahora sólo (¡¡Sí, yo sigo poniendo "sólo" de solamente con acento a propósito!!) queda meterlo al congelador hasta que solidifique por completo. Para comerlo, basta con cortarlo en rodajas como todo buen salami!!!




Como segunda receta, algo un pelín más delicado y ligero, unos bombones-pastilla de chocolate. Para ello, necesitaremos:

- Media tableta de Chocolate de cobertura 
- 50g de Mantequilla
- Y para encima: Pistachos, almendras, hojas de hierbabuena FRESCA, arándanos...

En una olla pequeña, ponemos el chocolate en los trozos lo más pequeños posibles, que así fundirán mejor, junto con la mantequilla, al baño María. Paralelamente, hacemos hueco en la nevera para una bandeja que cubrimos con aluminio. Cuando esté bien líquido, cogemos con una cuchara un poco del chocolate y lo extendemos sobre el aluminio. Entonces, queda a nuestra elección cómo decorarlo... frutos secos, fruta, hojas de hierbabuena, pimienta, sal gorda... en intentar cosas está el placer de cocinar!!! (Consejo: Yo usé una bolsa del Mercad*na que vienen pistachos, almendras y arándanos secos. Éstos los dejé un rato en agua caliente para que se hidrataran y no estuvieran tan duros... Está bien porque con una bolsa hay mucha variedad, de sabores Y DE COLORES!!)




Hecho, esto, metemos la bandeja al frigo hasta que solidifique un poco y ya se puede comer... Ah!! no olvidéis rebañar la olla con el chocolate, sé que todos llevamos un lechón dentro!!!


"Y una cosa estaba clara, la vida nunca había sido tan dulce..." (Charlie y la fábrica de chocolate)


domingo, 27 de marzo de 2011

Pollo con Cuscús

La siguiente es una receta que me fascina y por la que profeso un enorme cariño... Primero, porque de pequeño la comía muy a menudo y me encantaba... también por sana, ya que lleva "de todo", y, desde que conozco la receta, por terriblemente fácil. Cuando me enseñaron a hacerla, tuve una sensación extraña, como de haber llegado a "otra etapa en la vida"... Me explico, no es que la receta sea una revelación mística, pero descubrirme a mi mismo haciendo aquello que, de niño, me parecía inalcanzable, me causó una cierta zozobra... Lo mismo sentí al llegar en moto, al pueblo de mi familia que, hasta entonces, sólo había recorrido en bici o la primera vez que salí de viaje en coche por mi cuenta...

Pasados los sentimentalismos que me hacen parecer un anciano, y metiéndonos en harina, para la receta hará falta lo siguiente:

Cus-cus, un vaso.
½ Pollo troceado 
4 zanahorias
1 cebolla
Laurel
Estragón
3 Dátiles (deshuesados)
2 dientes de ajo
1 tomate maduro
Almendras
Aceite, sal y pimienta

Empezaremos por salpimentar el pollo y echarlo en una olla grande. Yo prefiero quitarle la piel, porque es todo grasa y, además, así puedo repartir mejor la sal por todo. A continuación, pelamos y troceamos las cebollas y zanahorias y las ponemos con el pollo. Hacemos igual para los ajos (yo les quito el germen que llevan dentro, porque es lo que repite) y para el tomate. Como luego trituraremos todo esto, es preferible, que no vital, que el tomate esté pelado. Igualmente, echamos los dátiles, unas almendras, un poco de estragón, un par de hojas de laurel, medio vaso de agua y 3-4 cucharadas de aceite. Ahora, sólo queda tapar la olla y poner a fuego medio. 


En paralelo, en una sartén, poner un poco de aceite de oliva a calentar y añadir el cuscús. Dar vueltas hasta dorarlo todo un poco y cuando esto ocurra añadir la misma cantidad de agua que hayamos usado de cuscús y una pizca de sal y pimienta. Ahora sólo queda tapar y apagar el fuego.

Volviendo a la olla, conviene ir dándole regularmente vueltas, para que todo se cueza por igual y no se quede crudo lo que no esté sumergido en el caldo. Cuando el pollo esté cocido, digamos una media hora, se saca de la olla junto con las hojas del laurel y si se quiere, algunas de las almendras. Lo que quede en la olla, triturarlo con la batidora o pasarlo por un chino, que quedará más "artesanal", volver a poner las almendras, corregir de sal y ¡listo!.


(Nota sobre la foto: justo después de hacer la receta descubrí que en el piso no teníamos batidora, y tuve que pasar la salsa con un tenedor, por eso no queda tan tamizada)

Desde luego, la receta sabe mejor caliente, pero a temperatura ambiente, a mi me encanta, lo cual es muy práctico para llevarla en tupperwares!!!


"Maldito sea el que utilice cacahuetes cuando la receta dice almendras." (Christopher Driver, Escritor Culinario)


sábado, 26 de febrero de 2011

Quiche de Puerros

Ésta es una receta a la que tengo mucho cariño, y llevo disfrutando años en casa. Lo bueno que tiene, es que no podría ser más simple de hacer, aunque no es muy inmediata. Para ello necesitaremos:

Ingredientes:
  • Masa congelada de hojaldre o quebrada, según preferencias
  • Un manojo grande de puerros (unos 4 ó 5)
  • 2 huevos
  • 200 grs. al menos de queso rallado (Enmental, manchego, parmesano...Mejor mezcla de varios)
  • Medio vaso de nata 
  • Nuez moscada
  • Canela
  • Pimienta y sal
  • Aceite de oliva
Empezaremos por limpiar los puerros a conciencia ya que suelen llevar arena entre las hojas, y una tontería así puede estropear todo el plato. A continuación cortamos las partes duras del final de las hojas y del principio del puerro, las pequeñas raíces. Picamos finos los puerros y los ponemos en una sartén con abundante aceite.



El fuego ha de ser bajo para que se cuezan en su jugo en lugar de freírse. Cuando estén hechos, se habrá reducido considerablemente el volumen, se sacan a un colador grande y dejamos escurrir bien el aceite.




Mientras, prepararemos la base. Para ello, untamos un poco de papel de cocina con mantequilla y la extendemos sobre la masa quebrada, y la guardamos en la nevera hasta que la vayamos a usar, para evitar que se seque. (Como apunte, decir, que yo uso masa quebrada, pero que de usar hojaldre el relleno debe estar bien frío, así como la masa, y el horno muy caliente para que no se enmase  y pueda subir.)

A continuación colocamos los puerros escurridos en un bol y lo mezclamos con el queso, los huevos batidos, la nata, la sal y las especias, añadiéndolas poco a poco hasta conseguir el punto deseado. Por otro lado, iremos extendiendo la masa sobre el molde, si hubiese que recurrir a algún tipo de bricolaje con la masa, como que se rompe o si hay que pegar varios trozos, etc... El truco es mojarse los dedos con agua e ir frotando en las juntas, para ablandarlas y poder unirlas. Luego, volcamos la mezcla y la distribuímos hasta una altura uniforme de unos 3-4cm.




Ya sólo queda colocarlo en el horno precalentado a 220º, hasta que la pasta esté hecha y el relleno dorado. Si durante el horneado, la masa se hincha, habrá que pinchar con un cuchillo para que salga el aire y vuelva a bajar.


Pd: Receta con especial dedicación al mayor fan de la receta original, el Sr. Orozco.



viernes, 18 de febrero de 2011

Pasta a lo-que-antes-llamaba-carbonara-pero-ya-no-puedo-porque-vivo-con-italianos...

Al parecer, y según me comentan mis, muy transalpinos, compañeros de piso, la salsa carbonara no tiene nada que ver con lo que conocemos por aquí. Hace unos días decidimos comer los tres juntos y propusieron hacerme pasta carbonara "de verdad". Como muchas recetas "famosas" es bastante sencilla, y requiere de poco ingredientes, que es por lo que imagino que se difundió tanto. La gran diferencia es que ellos NO le ponen nata, ni una gota, ni, por supuesto, champiñones.

Así es cómo la hacen: Puesta a hervir el agua, se sofríe un poco de cebolla, de hecho me pareció bastante poca. En una sartén a parte, freímos bacon hasta que quede bien doradito, así que mejor hacerlo a fuego fuerte. Lo que se busca es que se forme una costra alrededor, antes de que los jugos salgan, para que quede más jugoso por dentro. Lo juntamos con la cebolla y salpimentamos ligeramente. Cuando el agua rompa a hervir, añadimos sal en cantidad y ponemos la pasta. (Algún día me gustaría informarme sobre qué tipo de pasta es más recomendable para cada tipo de aliño, porque no tiene sentido hacer tantas formas distintas así porque sí...). Al cabo del tiempo de cocción que marque la bolsa, sacamos la pasta y la escurrimos. En la misma olla juntamos la pasta cocida y la mezcla de cebolla y bacon. Mientras removemos, añadimos las yemas de 4 o 5 huevos. Y ya está, luego cada uno ya que le añada el parmesano que quiera.

Antes de describir cómo me gusta hacerla a mi, y al ser la primera receta que publico, debería advertiros algo sobre mi forma de cocinar. En mi familia, todos somos amantes de la cocina, casi todos disfrutamos cocinando, pero ninguno seguimos una receta al pie de la letra. El gusto por todo esto me lo infundieron ellos, así que yo tampoco soy muy estricto, nunca pienso un plato a priori, si no que "improviso" sobre la marcha. Por lo tanto, no esperéis medidas precisas o tiempos exactos... No hay forma de plasmar un "añadir un poco más de nuez moscada" o un "creo que le falta dorarse un poquito más" en números... ni siquiera para una cabeza cuadriculada de ingeniero (en ciernes) como la mía... Por eso, es mejor intentar que cada paso de una receta, sea un plato en sí mismo, que ya quede listo para comer por sabor y preparación. Algo así como el "cueces o enriqueces"...

Dicho esto, pasemos a cómo hago yo aquello que antes llamaba "carbonara". En una olla, ponemos agua con aceite y orégano al fuego hasta que hierva, momento en que echaremos la pasta (se suele decir que 80g por persona, a mi me parece poco, así que siempre echo mucha, que si sobra, se puede congelar y ya está preparada para la próxima). Yo me decanté por los espirales de verduras, porque al tener la salsa muchos tropezones, es mejor usar una pasta pequeña, que al pinchar con el tenedor se pueda coger de ambas cosas a la vez. Mientras tanto, picamos muy fina una cebolla medio grande. En una sartén, la pochamos a fuego lento, hasta que queda transparente, junto a bastante pimienta negra de molinillo y orégano, así como un par de blisters de bacon de esos de "una conocida cadena valenciana de supermercados". Si se sofríe el bacon a baja temperatura, en vez de con el aceite muy caliente, lo que se logra es que la parte blanca del bacon se vaya derritiendo, aportando todo el sabor al aceite (de oliva). Las grasas, fijan los olores y los sabores, así que cuánta más "enjundia" vayamos añadiendo al aceite a cada paso, más intenso será el sabor final. A continuación añadiremos un par de botecitos de champiñones cocidos. Mejor lavarlos bajo el grifo para quitar el sabor a "industria" que puedan tener. Se podrían usar champiñones naturales, pero me parece que el punto crujiente de los cocidos casa mejor con la cebolla y el bacon, en contrapunto con la pasta, blanda y la nata, líquida. Removemos todo bien, dejamos que se evapore un poco el agua que va saliendo y añadimos unos 200ml de nata. Siempre a fuego lento, dejamos que reduzca un poco para que coja algo de consistencia y le añadimos bien de nuez moscada, sin miedo. Para reducir, fuego fuerte y la sartén sin tapa moviéndolo mucho para que no se pegue. Últimamente, en la televisión hay un anuncio sobre utilizar queso de untar en platos calientes y  opté por probarlo. Sin embargo, he de decir que el punto ácido que le da, no me acaba de convencer, al menos para esta receta... En el último momento, batimos un huevo, lo añadimos a la sartén y mezclamos bien. El propio calor de la salsa hará que se cueza sin llegar a cuajar del todo. Si vais a guardar la salsa para llevar, en vez de comer en el momento, mejor no añadáis huevo, porque al volver a calentarlo terminará de cuajar y la salsa quedará con grumos. Seguirá estando buena, pero el aspecto pierde un poco. Ahora, sólo queda mezclar salsa y pasta y servir, o guardar en un tupper para llevar. Por cierto, si lo preparáis, por ejemplo, la noche antes, no lo metáis en la nevera directamente que os la cargaréis... Espero haber sido capaz de explicar y transmitir la receta de forma clara y concisa, y como siempre acepto vuestras críticas. Prometo trabajar en hacer entradas más breves... Un bratso!!
"La comida paseada y la cena reposada" (refranero español)