miércoles, 1 de junio de 2011

Mejillones Saganaki (que no es un plato japonés...)

         Después de dos entradas relacionadas, ya se intuyen mis sentimientos por la cocina mediterránea en general y griega en particular... Para confirmar que lo mío es amor verdadero, hoy traigo la receta de uno más de mis entrantes favoritos de esta cocina, los mejillones saganaki. Tal vez no sea la receta original, y sé que algunos amigos míos, que han vivido en Atenas, no pondrán reparo en criticarme, pero a mi me gusta así, porque es muy fácil y rápido de hacer y está francamente delicioso... 

(Aquí se aprecia como mi amigo Al*ssio no fue capaz de esperar a que hiciera la foto para probarlos...)

Para esta receta sólo necesitaremos:


- 200g de Carne de Mejillón
- 125g de Queso FETA 
- 1 Cebolla mediana
- 1 Bote de Tomate Troceado
- Sal, Pimienta, Azúcar y Orégano


       Nota a los ingredientes: Los mejillones también valen congelados, que son más baratos, pero entonces es muy importante descongelarlos bien antes, porque si no se agua mucho la mezcla. El queso DEBE ser Feta, es innegociable, y lo que en le M*rcadona te venden como tal, NO lo es, sólo es queso normal y corriente, de oveja, cortado en cuadraditos. Por último, si se viera que hay poco tomate, o que los mejillones están en su punto pero tienen poca salsa, se puede echar una cucharada o dos de tomate frito.

       Para la receta, lo primero es cortar la cebolla en trozos no muy pequeños (si se tritura se pierde el sabor a cebolla pochada al dar con un trozo) y la ponemos en una sartén con bastante aceite. Lo mejor es dejarla a fuego suave hasta que se vuelva transparente, aunque se tarde más. A continuación, se añaden los mejillones, mucho orégano, bastante pimienta molida y un poco de sal, subimos el fuego y dejamos que se doren un par de minutos, sin que se llegue a pasar la cebolla. Ahora, ponemos en la sartén el tomate troceado, y le añadimos una pizca de azúcar, que le quitará el sabor ácido. Volvemos a bajar a fuego medio y dejamos que se haga todo junto, removiendo bien. Como he dicho, si faltara salsa, ahora sería momento de añadir un poco de tomate frito. Un par de minutos antes de retirar la sartén del fuego, se trocea el Feta y se añade, ayudándolo un poco con la cuchara a que se deshaga. Así, aunque el queso se vaya mezclando con la salsa de tomate, aún encontraremos trozos con el intenso y característico sabor a Feta, alternados con la cebolla y los mejillones... sublime!!

      Aunque al principio he dicho que se trataba de un entrante, si se acompaña, por ejemplo, de arroz blanco, también puede servir como plato principal. Como ha sido, en incontables ocasiones, mi caso...

"No existe plato desdeñado en la cocina, cuando se hace de manera auténtica." Ricardo Canals (Pintor)